un resignado mohín. --Está bien, está bien --murmuró entre dientes--. Me había dejado arrastrar por este ambiente tan simpático. La verdad es que entre las obligaciones del cargo y el cascajo de mi mujer llevo una vida...Enfin--suspiró--,¿dóndeandábamos? --Acababa usted de describir... --apuntó el comisario. --...la verdad de las cosas, tiene usted razón. Y ahora, con su permiso, pasaré de lo general a lo concreto.