que sólo en el cerro del Potosí llegaría a enterrar centenares de millares de indios reventados y muertos bajo sus esportillas para henchir de plata durante siglo y medio las insaciables panzas de los galeones españoles. Pintada en el vasto lienzo de las gavias de esos galeones -como todavía hoypuedeobservarseenlaqueseconservaenelmuseodelaMarina-, la Mater misericordiae se convirtió de esta manera en el black jack imperial, transfigurándose realmente en aquella "Inmaculada negra de pólvora y de sangre "del poema de Rafael Sánchez Mazas (Nuestra Señora