con mal controlada sorpresa. --No es cierto que todos se vayan --añadió Adriana--. Yo me quedo. Pienso pasar aquí todo el invierno. La conversación siguió en este tono de mutuas simulaciones por parte de los tres. Betina y Jano veíancómoeltiemposelesescapaba.Difícilmente podían prolongar, antes de escaparse, los gratos momentos que habían pasado en la huerta del monasterio. Betina, molesta por la intromisión de Adriana, se levantó de repente