la hora en que aceptó ocupar su tarde con ella. Incluso, reconocía un cierto vicio del trato en los últimos años, el que se produce como consecuencia de la fricción natural entre nostalgia y presente. Todo ello, trocaba su angustia en exasperación. Sinembargo,quienquieraqueobservase su comportamiento diría que la sarta de improperios que se dirigía a sí mismo más parecía una exculpación que una confesión; tal era la irritación que manifestaba. Todo entre ellos dos se