Jano aún no se había repuesto de la escapada fugaz de la muchacha cuando volvió a reparar en los pasos y en los silbidos, que ahora sonaban a su altura, mucho más nítidos. También él se había puesto de pie y observaba lacarretera.VioqueeraPeter.Regresabadelpueblo aparentemente relajado y feliz. Al fin, Jano reaccionó y salió de la enramada. Al sentirlo, Peter volvió la cabeza y, durante unos segundos, se extrañó de