a mí la reproducción de Sandro Botticelli del Museo de Berlín, el retrato de aquella joven que Karl nos trajo de Alemania después de una de sus vacaciones. Acaso sea por ese retrato por lo que vuelves a mi memoria con la plácida lentitud llena de humedades con que la primavera regresaatutierra.Hasidounpococomoirme muriendo sin saberlo, Francesca, como ir desviviéndome. Entre las piedras y las nieves de Monteoscuro mi destino parecía ser el de un perro que lleva