iría a desayunar a nuestra casa, Cristo Bedoya se lo llevó del brazo por el muelle, y ambos parecían tan desprevenidos que suscitaron ilusiones falsas. "Iban tan contentos --me dijo Meme Loaiza--, que le di gracias a Dios, porque pensé que elasuntosehabíaarreglado."Notodosquerían tanto a Santiago Nasar, por supuesto. Polo Carrillo, el dueño de la planta eléctrica, pensaba que su serenidad no era inocencia sino cinismo. "Creía que su