redaños, y eran buenos compañeros. Dejaron de ser al final, como todos, cuando se echan a la política y a los discursos. -¡Todos no! -se exalta ella-. Y hay que hacer política para la libertad... ¿O crees que se puede arreglarnadadesdecadapueblo,sinocuparosmás que de vuestras tierras? En su apasionamiento ha empezado a tutearle, como a un camarada. Y, acabado el arreglo de la casa,