miedo, sí, miedo de morir mañana de un tiro en la nuca en un campo abandonado». Pareció entonces que los demás deseaban aplaudirle y no se decidían a hacerlo, qué bien hablaba el abuelo. Después León Alberto leyó un poema muy raro yelabuelorecitóotroalamemoriadeuntoreroque murió en el ruedo. El profesor no cesó de elogiarle, afirmó que era una elegía excelente, henchida de sentimiento, que era, aunque desconocida por el público,