era hecha prisionera por las tribus de antropófagos que habitaban la ribera, pero de todos los peligros la salvaba el amuleto de su sonrisa blanquísima, que los indígenas adoraban por considerarla de naturaleza divina. Cautivados por sus extraños poderes mágicos, acabarían proclamandola Emperatriz del Amazonas. Laescribiríaconlamáquinadelabueloenunas cuartillas que había cogido del secreter. También había encontrado cartulina amarilla, que usaría para hacer las cubiertas. Sobre ellas dibujaría un gorila o un elefante