reaccionaría de esa manera, con aquella fiereza sin límites. «¡No os acerquéis nunca a mí, hijos de Satanás, profanadores de iglesias! », les gritaba revolviendose con furia entre las sábanas. A veces, cuando su madre lavaba a la abuela, Miguel lasobservabadesdeelpasillo.Mercedeslatrataba con dulzura, le susurraba palabras cariñosas al oído mientras la desnudaba o la limpiaba de los excrementos que se habían ido acumulando durante horas. Frotaba suavemente