los, pero tampoco olvido mi experiencia. Durante largos años anduve sin rumbo entre un amor y otro: pocos, para tanto tiempo, y mal avenidos y tristes. Después encontré a Daniela y supe que no debía buscar más, que se me había dado todo. Entoncesprecisamenteempezaronmisataquesde fiebre. Recuerdo la primera visita al médico. --De esta fiebre no son ajenos tus ganglios --anunció--. Voy a recetar algo para bajarla. Interpreté la