el aire estaba muerto. Recordó el agobiante calor y el negro y plomizo espacio de su casa mientras olvidaba el frío. Por un momento, abrumado bajo la conciencia de que todo se había vuelto del revés, estuvo a punto de caer; pero ya vacilaba cuando aún echóaandarenladirecciónqueeligieronsus pies, como empujado por el peso de una eternidad real. --Ayúdenme --musitó--. Por Dios, ayudenme; sólo hasta que se desvanezca esta pesadilla.