de esos comandos de Charles Martel, resueltos a atajar con las armas la taimada invasión de grupos alógenos que amenaza la homogeneidad y tradiciones castizas del vecindario. Tus atentados deberán parecer fortuitos y absurdos: la víctima será seleccionada en virtud de una serie de circunstancias e imponderables, cuyo análisisescaparáaladeteccióndeloscerebrosy sabuesos de la policía. Verbigracia, esa señora de mofletes pintados que aguarda la llegada del metro al borde del andén y, al volver la cabeza hacia ti,