la vida, niño mío: que o te haces fuerte o te pisan el cuello. Por eso te lo repito cuando te tengo en brazos: que te aproveches del mundo, y que no te dejes manejar y, claro, tú te lanzas porahíapracticar...¡Aprendetelobien:hazteduro, pero disfruta los cariños! Como hacía mi Lambrino: topar y mamar... Sólo que el pobrecillo era un cordero y no podía llegar a fuerte, ¡pero tú eres hombre!