Andrea no cedía, pero un buen día permitió a Renato que lo comprase. «Claro», comprendió el viejo, «les ha dicho el médico que me queda poco y tragan lo que sea. Menos mal, de algo sirvió la consulta alprofesor.Peroseequivocan:vivirémásqueelCantanotte. ¡Yo no le doy a ese cabrón el gustazo de ir a mi funeral! » Así es que consiguió su bacín. Entonces, ¿ por