saben leer!» Además el viejo la oye preguntar por teléfono al dottore, desde el supletorio de su estudio, un buen rato y cuchicheando... Pero al fin aparece en el pasillo con las mejillas sonrosadas y el temblor de una sonrisa. «Loqueyodigo,¿andarátontaporesemangurrino?» Pero ha transigido y el viejo baja corriendo a la farmacia a buscar eucalipto -la cremelaria ni sabían lo que era, los desgraciados-, aunque tira las hojas