las descubre diferentes, esas manos insertas en sus muñecas: blancas, delicadas, femeninas... ¿Femeninas? ¡Si están llenas de fuerza!... ¿Y qué? ¡También Dunka empuñó virilmente la metralleta mortífera! El asombro del viejo se vuelve angustia. «¿Me hanechadomaldeojo?¡Favor,SantosDifuntos:quiero mis manos!... » Oprime la bolsita de sus amuletos... Cesa el terremoto interior y el mundo vuelve a su orden. El viejo se reconstruye, se reafirma en su
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ECHARIII.2 - (fig.) Dirigir [alguien] [un deseo, una responsabilidad, una reprimenda o algo similar] [a alguien]