el aliento en la esperanza de percibir un leve signo de vida. No viendose mis esperanzas colmadas, le dije a la Emilia que trajera un espejito que, una vez en mi poder, apreté contra las fosas nasales de la pobre chica. Transcurridos unos segundos me pareció observarunamedialunadevahoenlasuperfcie del espejo. Lo limpié con la falda de la periodista y repetí la operación con idéntico resultado. --No quisiera aventurar juicios --dije--, pero es