. Adoptar atuendos chocantes, reírse a carcajadas, fumar o emplear una jerga similar a la de los chicos era de mal tono. El «buen tono», expresión empleadísima, abarcaba tanto el aspecto como la formación espiritual de las clases dirigentes. De la muchacha quesevestíaconuntrajeclásicoyloszapatosyguantesajuego, se decía con aprobación que iba «muy entonada». Los zapatos topolino desentonaban. No sólo porque, al ser extravagantes y además caros, supusieran un doble atentado contra