y allí los agentes de Goebbels se acercaron al anciano y lo subieron a un carro: "Es usted nuestro prisionero", le sonrieron. Pero esto, sólo habríamos de saberlo después. Alfonso de Rozensweig se acerca a José Gallástegui (el buenodePepe,québientocalaguitarra,megustaríavolver a escucharlo), y le dice algo en voz baja. Este, a su vez, camina hacia Joacho Bernal, el jefe del protocolo que asiente con la cabeza. Viene hacia nosotros y se detiene