Santiago! ¡Yo lo sé! Pensé que su intención no era la de hacerme daño, sino la de acercarse a mí, seguir hablando un poco más conmigo. Pero no pude responderle nada. Me sentía vacía detodapalabra.Levolvílaespaldayregreséacasa caminando muy despacio, deseando que todo cuanto me había dicho fuese mentira, pues ella era tan embustera... Subí mecánicamente hasta la torre para sentarme de nuevo junto a Santiago