esperar en un "mientras tanto" interminable. Pero, no obstante, aquella misma noche pasé yo a ser la protagonista solitaria de algo que ni siquiera hoy sabría decir qué fue realmente. Muchas veces, paralizada por el miedo entre las sábanas de mi cama, había conseguido escapardelassombrasimprecisas,peromalignas,que se tambaleaban por mi habitación, refugiandome junto a Santiago, quien me permitía dormir a su lado. Aquella noche todo parecía reposar en calma. Se había levantado