sela. Y yo no puedo esperar tanto. Lamento las molestias que he ocasionado a sus vigilantes... Han tenido que perseguirme, soltar a los perros, dispararme, registrarme... Además, uno de ellos se vio obligado a pegarme en la cabeza. ¡Je! ¡Qué bien lo hizo, oiga! Un golpecito así, de nada, y se queda uno sonámbulo. Y ahora... ahora interrumpo su reunión. Le ruego que me disculpe.