Nadie dice que la tengamos. Pero usted pierde. ERNESTO.- Espere... No puede marcharse así. Insisto en ayudarle..., en indemnizarle, si lo prefiere... (A Javier.) No debes permitir que se marche. JAVIER.- ¿Por qué no? Es demasiado íntegro para nosotros. ERNESTO.- Pero... JAVIER.- Que se vaya. JUAN.- (A Gabriela.) Sólo a ti te he perjudicado.