! El hambre y la sed os obligarán, ¡y ay de vosotros entonces! ¡Os atraparé y os arrojaré (Señalando hacia donde se supone que está la larga cuesta.) por esa larga cuesta de nunca parar! (Recita con rítmica energía.) ¡Ay de aquél a quien yo, vedme bien: el León!, porque sí porque lo mando yo, porque no hay quien ruja como ruge el León, porque soy el zampón y el mandón