. Al fin sale al exterior con una gran llave en la mano. De puntillas inspecciona el lugar y cuando se ha convencido de que no hay nadie, vuelve a cerrar la puerta, introduciendo la llave en la cerradura, que produce el ruido característico de vuelta de llave. Luego, con ésta en la mano, va hasta el árbol y la esconde en el hueco de éste. Mira de nuevo hacia distintos lados, coge una piedrecita del suelo y la tira contra