se van amortiguando hasta desaparecer, son sustituidas por el acompasado chirrido de los grillos. Por la derecha, puerta de primer término, entra Ramón. Pijama, zapatillas y bata. Guiado por la luz de la luna y sin haber reparado en la presencia de Adela, Ramón --de momento nadie podría asegurar que fuera él-- cruza la escena y se detiene frente al ventanal. Una breve pausa.) ADELA.- ¿Tampoco tú puedes dormir, Moncho? RAMON.