y se esforzó en demostrar que el Universo era un organismo inteligente puesto que nos había creado para explicarse a sí mismo. Un día, a los cincuenta y cinco años, se aburrió, dejó al gato en la escalera y giró la llave del gas... Dorothy ha engordado, se volvió a casar, tiene otro hijo y su famoso trasero ya pasa inadvertido. (Por el ventanal del fondo aparece Ernesto, elegantísimo, como de costumbre.) Erni sigue igual,