su escalera al ojo de buey.) No me fío. (Se asoma. A BEGOÑA.) Tu chulo. (Cortada.) Perdona, Begoña, pero así son las cosas. La verdad siempre acaba por salir. Perdona. (BEGOÑA va a su salida.) Llévate un zueco por si te hace falta: en mi tierra unas veces nos sirven contra la lluvia, y otras contra los forajidos. (BEGOÑA se santigua ante el oratorio, dandose