Si solamente la muerte, al cerrar definitivamente el suma y sigue, produce la certeza de un destino único y un ser unívoco, zanjando finalmente la zozobra del equívoco y de la ambivalencia, ello se debe, a su vez, a que la interpretación, traducción y reducción de la conducta humana individual a un desarrollo de contabilidad permite una plasmación ontológica de la persona y su vida moral (por abstracta, inhumana, artificiosa, estúpida y perversa que resulte una tal ficción contable