lo, la hermosa norma del honor samurai en la que el suicidio se designa como "el honroso camino de salida", parece ya cuestión más delicada -por decirlo del modo más prudente y circunspecto- la legitimidad de tratar de inducir o de arrastrar a ella a los demás. Y éste es, precisamente, uno de los puntos críticos de la dualidad ética entre la convicción y la responsabilidad. Sacristán desautoriza como tales las razones blandas y sonrosadas de Paramio y de