infierno acústico de una humanidad urbana cada vez más estruendosa suscita en muchas partes la cuestión de si no habrá que pensar más radicalmente en una normativa que contemple la noción de un derecho al silencio, el PSOE andaluz va y se propone imponer su prolongado, enorme y reiterante pedo como un burlesco insulto a los oídos públicos y al venerable silencio de los campos. Otro de los proyectos culturales que me han sido descritos es el de construir en la todavía silvestre e incontaminada playa