lalelele un asunto. Si le resulta que yo rompo el clima de diálogo, tal vez se deba precisamente a que lo formo, porque formar tal clima es tender una palestra que en seguida excede inevitablemente los límites entre los que él puede moverse. Es la aplastante autoridad que Roma hace gravitar sobre su frente la que rompe o más bien tiene ya roto de antemano cualquier clima de diálogo, puesto que en lo que atañe a infinidad de cosas que podrían