que le produjo la disputa. Volvió a reparar en aquel estúpido afán suyo de continuar la inacabada carta a Francesca, una carta que era inútil concluir y mucho más enviar a su destinataria. La polémica en torno al Arte le hizo reparar en su extenso poema, que tampoco acababa de completar y que, después de su crisis ideológica, volvió a despertar en él su juvenil pasión por la creación literaria. Le daba náuseas la discusión entre Adriana y Marescu; le daban náuseas