años es ya posible, es un estilo que se suicidó con el arma de su propia indecencia. Lo que hay que cuidar, más que una resurrección imposible, es el riesgo de que se instalen costumbres que en el futuro pudieran crear una atmósfera semejante. La atmósfera proscrita en este texto aludía, sin embargo, a un pasado demasiado reciente como para que la evocación de sus modas y costumbres no provocara en las mentes juveniles cierta añoranza al compararla con la atmósfera actual