Deja, voy a aliviarte.» Se arrodilla junto a la cuna posando su zarpa abierta sobre el vientrecillo. Su difunta le decía que tenía buena mano para curar. Ella tenía frecuentes dolores aunque apenas comía. Sobre todo tras el difícil alumbramiento de Renato. «Sí, el golpe en la tripa el mejor contra el enemigo. Pero ¿ quién es enemigo ? ¡ Yo tenía bien claro que los tedescos! Pues no: resulta que la hermana de Hortensia está casada con