puede ser contagioso -murmura ella sin mucha convicción, admirando esos dientes lobunos entre los labios ya modelados para la caricia. Al oír la amenaza, los labios viriles que iban camino de la frente se desvían hacia la boca y se posan un breve instante. Luego el viejo se hiergue: -Por si lo es, Hortensia. Se miran serenamente. Se explican, ya sentado el viejo junto a la cabecera. Ella enfermó al día siguiente de verse en el café