.) Tu relojito. ¡No habrá que tocarlo ni en veinte años! (Se lo da.) ROSA.- Gracias. (Se recuesta en el aparador y se lo pone.) DIONISIO.- Tuve que cambiarle el muelle. ROSA.- Eso vale dinero. DIONISIO.- No podrías pagar el precio porque incluye mi genialidad. ROSA.- No, en serio. Dime... DIONISIO.- ¿De verdad?