ROSA.- Pues abre. (Se levanta, NÉSTOR avanza unos pasos. DIONISIO no se mueve. CHARITO abre y entra RUFINA, con un niño de pecho en brazos y una bolsa en bandolera. Es una cuarentona pobremente vestida y mal peinada.) RUFINA.- ¡Mira qué casualidad! Has creído que te me escapabas y aquí te pillo. CHARITO.- Yo no me he escapado. RUFINA.- No, ¿eh? Luego hablaremos. NÉSTOR.