lose fantasmal a nutrir los períodos de la vida en los que el abatimiento encoge el corazón de las personas. Al parpadear descubrió que las vibraciones luminosas del televisor vacío emitían una luz nueva, una luz opalina que azulaba ligeramente las sombras que rodeaban a su resplandor. Era una tarde grata y hasta divertida. Estaba siendo, si no íntima, sí peculiar de ambos; a él le había recordado un dúo recurrente en su amor por la música: el de «Bubber