régimen policíaco y despótico. No es fácil, por otra parte, liberalizarlo sin poner en peligro a la casta dominante y a sus privilegios. En Rusia no existe ese espacio político libre --arena donde las clases y los grupos se afrontan, avanzan, retroceden y pactan-- que ha hecho posible las conquistas obreras desde hace más de un siglo. A la creciente presión social, la Nomenklatura --como se llama en Rusia a la clase privilegiada-- opone una rigidez también