: la fiesta está habitada por la muerte. Los Estados Unidos no han conocido realmente el arte de la fiesta, salvo en los últimos años con el triunfo del hedonismo sobre la antigua moral protestante. Es natural: una sociedad que afirmaba con tal energía el valor redentor del trabajo, tenía que reprobar como una depravación el culto a la fiesta y la fascinación por el gasto. La condenación protestante era más religiosa que económica. Pero la conciencia puritana no podía ver que el