llegaban al matrimonio, como luego veremos. Todas las perplejidades de quien no estuviera dispuesto a comulgar con ruedas de molino derivaban de aquella esquizofrenia entre lo que se decía que pasaba y lo que pasaba de verdad, entre lo que se imponía y lo que se necesitaba. Se imponía, por encima de todo, la definición de un estilo de vida propio y que resultara convincente. Pero ya vamos viendo que aquel atuendo de estilo español para muchos resultaba un disfraz incómodo. La