o como creación humana, aunque inmaterial. Evidentemente, no puede haber prueba empírica de ninguna de estas variedades del idealismo, ya que sólo tenemos experiencia de cosas materiales. El idealismo lingüístico no sólo es infundado, sino que favorece el cortar los lazos de la lingüística pura con las demás ramas de la lingüística. Una ontología naturalista (o materialista) como la nuestra (Bunge 1977, 1979, 1981) niega la existencia independiente de objetos inmateriales e intenta unirse a la