rincón de las confidencias, que no faltaba en ninguna publicación dedicada a público femenino, se impartían a dosis iguales las reglas más convenientes de conducta para interesar a un hombre y los consejos para decorar un cuarto, reformarse un vestido o conservar un cutis juvenil. Y el tono de todos ellos es de susurro, de ánimo ante el obstáculo, encomiando la satisfacción personal que produce entregarse a una labor paciente, ya sea la de vencer una pasión o la de conseguir presentar