se a la hora de elegir la compañera de su vida. El famoso «una madre no se encuentra y a ti te encontré en la calle», propalado por todas las radios de vecindad en la chirria copla de Juanito Valderrama, encogía las conciencias de los que buscaran en las relaciones con el sexo opuesto satisfacciones que no hubieran de desaguar forzosamente en aquel tenebroso valle de lágrimas. La influencia de la madre ante las posibles desviaciones de su hijo varón al llegar a «