lumbre y las gallinas dormidas en las perchas, tenía una respiración sigilosa. Santiago Nasar masticó otra aspirina y se sentó a beber a sorbos lentos el tazón de café, pensando despacio, sin apartar la vista de las dos mujeres que destripaban los conejos en la hornilla. A pesar de la edad, Victoria Guzmán se conservaba entera. La niña, todavía un poco montaraz, parecía sofocada por el ímpetu de sus glándulas. Santiago Nasar la agarró por la muñeca cuando ella iba
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DESTRIPAR - Quitar las tripas, desarmar y sacar lo que hay dentro, despanzurrar