, se detienen mucho más bajo las negras ramas, recién podadas, y miran hacia los valles y hacia las cumbres con nieve, como queriendo olvidar, sin lograrlo, la historia de algún dolor. »Precisamente hoy, al regresar a casa, ya casi de noche -creo que esto es lo que verdaderamente me ha impulsado a escribirte esta carta- había una de esas muchachas, de pie, mirando hacia los montes lejanos, abrumada de soledad y con algún