creyó hallar un nuevo cauce para su vida en las clases que le proporcionaron en aquella vieja universidad de provincias, en el sosiego con sol y nieve de Monteoscuro. Mas al derrumbe de Francesca sucedió su propio derrumbe y la idea de regresar a su país se volvió cada vez más imposible, porque se daba cuenta de que ahora huía en sentido contrario al que debía. Un día de madrugada, empapado de rocío, vio alzarse el sol tras las murallas etruscas de Monteoscuro